Autor: Félix Castañón
El artículo de hoy tratará sobre las aguas medicinales llamadas litinicas, bicarbonatadas etc. No voy a hacer una glosa sobre la composición de las diferentes aguas, su uso por parte de civilizaciones milenarias, ni nada por el estilo, si no que me voy a ceñir a lo que son estas aguas y contaros como de costumbre alguna anécdota.
Durante siglos la preocupación por tratar el agua fue grande, ya que las malas condiciones de este elemento era la causa de numerosas infecciones y epidemias, como por ejemplo el cólera. Se sabe que fue en Escocia hacia 1804, en Pasley, donde empezó a funcionar el primer suministro de agua potable. En 1806 se construye en Paris la primera planta de tratamiento de agua con filtros a base de arena y carbón y en1827 se construye en Inglaterra el filtro de arena que hoy en día aún se considera el más efectivo. Además, es en el s. XIX cuando se empiezan a usar los desinfectantes en el agua para prevenir las enfermedades y mejorar la calidad de la misma.
Será entonces cuando a finales del s. XIX empiezan a aparecer en polvo o pastillas fundamentalmente, las sales, aguas litinadas, aguas bicarbonatadas etc. Las más famosas son las de Vichy, quizás porque este balneario termal, ya conocido en la época romana, fue centro frecuentado por la realeza desde el s. XVII.
Las sales de Vichy eran famosas por la eficacia para tratar los trastornos gastrointestinales como dispepsias y reflujo, así como para reumatismos y artrosis. Con la idea de condensar en un medicamento todas las propiedades de este agua y sus efectos reguladores sobre el aparato digestivo, un químico francés consigue las pastillas Vichy, que en un principio eran bicarbonatadas aunque se le fueron añadiendo sales naturales. Ya entrados en el s. XX comienzan a surgir en el mercado farmacéutico numerosas marcas como las que muestro en la foto. Las más habituales son las litinadas (litio) a las que se les atribuían diferentes propiedades como antidiurética, antitiroidea o reguladora de la función digestiva, hepática, vesical, renal u osteoarticular como la artritis y en general los reumatismos.
En esta época en la que surgen estos productos, el agua en general era un mal negocio en España, un país en el que las autoridades sanitarias se afanaban por convencer a los españoles de la necesidad de bañarse y de beber agua, ya que en los pueblos aún se prefería el vino por la creencia de que “engordaba la sangre”. De hecho, a los bebés se les mojaba el chupo en vino “para que se fueran acostumbrando” , los mozos merendaban rebanadas de pan mojadas en vino y con azúcar y de ahí el canto de “beber, beber es un gran placer, el agua pa las ranas que nadan bien”.
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