Heinrich Ludwig “Lou” Gehrig, apodado "The iron horse" (“Caballo de hierro”), se convirtiò en leyenda del bèisbol, el hombre de los records, el bateador màs potente, el mejor primera base de la historia. Diecisiete años de gloria y un final trágico, que conforman una vida de lucha, primero en los estadios y finalmente contra una temible enfermedad que no consiguió doblegarle hasta el momento final de su vida. Un ejemplo de fortaleza y de lucha que se convirtió en una leyenda imposible de olvidar.
Lou nació en Nueva York, el 19 de junio de 1903. Hijo de inmigrantes alemanes, no tuvo un inicio de vida fácil, fue el tercero de cuatro hermanos y el único superviviente, ya que ellos fallecieron en la niñez de diferentes enfermedades. Su padre, epiléptico y adicto al alcohol, no consiguió nunca un trabajo estable y su madre, ama de casa, afectada de problemas respiratorios, fué un pilar importantísimo en su vida.
Esta utilizó todos sus esfuerzos en los estudios de Lou, empeñada en que este hiciera arquitectura, aunque él desde sus inicios en el colegio, mostraba gran predilección por los deportes, mientras que en los estudios no brillaba especialmente. Probó en varios, pero el béisbol le atrajo especialmente y pese a que por su corpulencia no lo consideraban apto para este deporte, pronto comenzó a destacar por sus espectaculares bateos de larga distancia.
Gracias a sus extraordinarias cualidades como bateador los ojeadores de la Columbia University le ofrecieron una beca deportiva en 1921. Dos años después ya se le consideraba el mejor del equipo de Columbia y es contratado por los Yankees de Nueva York, firmando contrato con ellos en 1923. Pero no es hasta 1926, que afianzado en la titularidad, comienza su carrera meteórica que le llevaría a conseguir el récord de partidos consecutivos de 2130 en 14 años. Fueron años espectaculares, considerándose a los Yankees el mejor equipo de la historia, gracias a la mejor pareja de bateadores de todos los tiempos, “los bombarderos del Bronx”, formada por él mismo y el mítico Babe Ruth. En 1927 Lou fué nombrado el jugador más valioso de la temporada, contribuyendo a la consecución de las series mundiales. Su compañero Ruth abandonó el equipo en 1934 y dos años después otro gran mito del béisbol llegó a los Yankees, Joe Di Maggio. Juntos cosiguieron varios títulos consecutivos, siendo considerado Lou el mejor en diferentes partidos, la última en 1939 frente a Cincinatti Reds.
El 8 de mayo de 1939 se produjo una noticia de impacto en el mítico Yankee Stadium: Tras 2130 partidos consecutivos Lou Gehrig no figuraba como titular en el equipo y cuando el spiker lo anunció por la megafonía una atronadora ovación se oyó en el estadio. El motivo era que inexplicablemente desde la temporada anterior había bajado su rendimiento y sus bateos ya no tenían la potencia de sus mejores años. El, a sus 36 años, no encontraba explicación de lo que le estaba pasando, no tenía dolores que pudieran explicar alguna lesión, simplemente se notaba débil, perdía peso y la fuerza de sus manos se debilitaba día a día. No podía batear como él sabía y en la recepción de la pelota, era incapaz de sujetarla, por falta de coordinación, agilidad y tensión muscular. Hizo un intento más por jugar pero fué la confirmación del final de su carrera como bateador.
El 13 de junio de 1939, acudió a la prestigiosa Clínica Mayo, donde el neurólogo Henry W.Woltman le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, pero no le notificó que se trataba de una enfermedad incurable, limitándose a decirle que no podría volver a jugar al béisbol. Además en el informe que Lou recibió de la Clínica figuraba como diagnóstico "parálisis infantil", pero el club en sus informes a la prensa, mal asesorado, cambió el término por "poliomielitis crónica". Esto tendría sus consecuencias poco tiempo después cuando el equipo entró en un alarmante bache en su juego y un periódico, el Daily news, publicó que este bache era debido a que Lou había contagiado la polio a sus compañeros. Esto generó una batalla legal que al final fue ganada por Lou.
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es conocida como la enfermedad de Lou Gehrig o también la enfermedad de Charcot, por ser quién la identificó y describió en el hospital de la Salpetrière de París en 1869. Esta es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal. Con el tiempo, la degeneración progresiva de las neuronas motoras, producida por la ELA, ocasiona la muerte de estas. Cuando mueren las neuronas motoras, el cerebro pierde la capacidad de iniciar y controlar el movimiento de los músculos y los pacientes sufren debilidad y atrofia de la musculatura esquelética. Esta debilidad muscular causa la imposibilidad de mover los brazos y piernas, la dificultad para tragar y una insuficiencia respiratoria que será la causa final de su muerte. A día de hoy aún se desconocen las causas que la producen y como consecuencia tampoco existe tratamiento curativo.
Lou en su desesperación por encontrar el remedio para sus padecimientos acudió a los mejores especialistas que probaron con él diferentes tratamientos, como la Clínica Mayo que interpretando que su enfermedad era debida a un exceso de acúmulo oxidativo le administraron antioxidantes, si bien la experiencia decía que no tenían utilidad alguna, el doctor Bayard Horton, especialista de Rochester, convencido de que la histamina era un producto eficaz en cualquier patología, también hizo su aportación recetándosela. Lou que a pesar de todos estos tratamientos se veía empeorar día a día, en enero de 1940 acudió a la consulta privada, en Nueva York, del Jefe de Servicio de Neurología del Monte Sinaí, y éste que estaba investigando la vitamina E en la ELA también se la recetó. Este doctor escribió que la primera vez que lo vio tenía una importante espasticidad en las piernas… fibrilaciones generalizadas, debilidad de los músculos de los hombros y brazos y casi una parálisis completa de los músculos de las manos.
El 4 de julio de 1939 se le rindió un gran homenaje en el Yankee Stadium, al cual acudieron todos sus compañeros, incluidos los que jugaron con él en la gran temporada de 1927. Ante 62.000 espectadores pronunció un discurso de despedida que conmovió al pueblo norteamericano:
“Amigos, las últimas dos semanas han estado leyendo acerca de la mala suerte que tengo. Sin embargo hoy me considero el hombre más afortunado en la faz de la tierra. He estado en estadios de béisbol durante diecisiete años y nunca he recibido más que la bondad y el ánimo de los aficionados. ¡Miren a estos hombres magníficos! ¿Quién de vosotros no lo consideraría el punto más culminante de su carrera el asociarse con ellos aunque fuera un solo día?. Estoy seguro, soy afortunado. ¿Quién no consideraría el honor de haber conocido a Jacob Ruppert? También al constructor del imperio más grande del béisbol Ed Barrow. Haber pasado seis años con ese maravilloso compañero, Miller Huggins. Luego, haber estado nueve años con ese líder excepcional, ese elegante estudiante de la psicología, el mejor entrenador de béisbol de hoy, Joe McCarthy. Seguro, soy afortunado. Cuando los Gigantes de Nueva York, un equipo que me dejaría su brazo derecho para golpear y viceversa, te envía un regalo, eso significa algo. Cuando hasta los jardineros y los chicos de las batas blancas te recuerdan los trofeos, eso es algo. Cuando tienes una suegra maravillosa que se pone de tu parte, en las disputas con su propia hija, eso es algo. Cuando tienes un padre y una madre que trabajan toda su vida para que puedas tener una educación y construir tu cuerpo, eso es una bendición. Cuando tienes una esposa que ha sido una torre de fuerza y ha demostrado más valor del que soñaba que existiera, eso es de lo mejor que conozco.
Así que termino diciendo que puedo haber dado un mal paso, pero tengo un montón de cosas por que vivir. Gracias.”
En este homenaje recibió múltiples reconocimientos y trofeos además del abrazo de su excompañero Babe Ruth, con quien las relaciones se habían enfriado tiempo atrás por problemas familiares y además su camiseta con el número cuatro fue retirada para no ser usada nunca más, siendo la primera vez que esto se hacía en el deporte. Ese mismo año fue incluido en el Salón de la Fama.
Su mujer, Eleanor, mantenía correspondencia con el Doctor O´leary , de la Clínica Mayo y ambos estaban confabulados para mantener a base de mentiras las esperanzas de mejoría de Gehrig, aduciendo que ese empeoramiento cesaría y la enfermedad se estabilizaría, pero este desesperanzado, escribió a O´Leary diciéndole: “Paul, sé que puedes darte cuenta de lo que detesto la oscuridad, pero también detesto las falsas esperanzas… no quiero ser un héroe y odiaría ser un niño llorón, lo que sí querría es saber la verdad de los hechos”.
Respuesta del Doctor O´Leary: “Sé por insinuaciones que tienes la impresión de que no se puede detener el progreso de la ELA”. Entonces le mencionó un paciente que Gehrig había conocido recientemente y cuya condición mejoró llamativamente, para continuar: “…y confío que al verlo te tranquilices y puedas ver que hay una probabilidad real de que a ti te ocurra lo mismo”.
Lou siguió viajando con el equipo y posteriormente aceptó un trabajo del ayuntamiento de ayuda a niños y jóvenes problemàticos de la ciudad.
Su deterioro era evidente, y a la pérdida de masa muscular, que cada vez le dificultaba más en el caminar, con las manos prácticamente inutilizadas por la parálisis de sus músculos, se unió la dificultad para comer, acompañado de serios problemas respiratorios, pero no se rindió y seguía acudiendo a su trabajo con la ayuda de su mujer, Eleanor, que resultó imprescindible para llevar a cabo las actividades de la vida diaria, como para escribir la correspondencia, para comer, caminar, etc.
A pesar de todos los intentos que Gehrig realizó y su pertinaz lucha diaria por mantenerse en pie, de nada sirvieron, en mayo de 1941 ya no podía levantarse de la cama y el 2 de junio de ese mismo año falleció quedando para la leyenda su gran humanidad y su carácter ganador, siendo recordado como el mayor talento del béisbol y mejor baseball de todos los tiempos.
Su esposa recibiría alrededor de 1500 cartas de condolencias e incluso el Presidente Franklin Delano Roosevelt enviaría un ramo de flores.
El diagnóstico final del tipo enfermedad que Gehrig padecía no es fácil de atinar, ya que carecía de antecedentes familiares, pero se supone que fue una forma esporádica de ELA con un inicio espinal que afectaría principalmente a la motoneurona inferior, aunque con afectación también de la superior. La esperanza de vida en este tipo de ELA es de 2 a 5 años, Gehrig duró 2,5 años lo que le incluye en el patrón tipo de la Esclerosis lateral amiotrófica espinal esporádica. Es de suponer que hoy en día las espectativas de vida de Lou hubieran sido algo mayores, aunque en la actualidad, como expliqué antes, no existe una terapia eficaz para frenar la enfermedad.
Fuentes:
Lou Gehrig. Un ejemplo de coraje. www.conddeporte.com
Lou Gehrig. Esclerosis lateral amiotrófica. Francisco Javier Rodríguez de Rivera Garrido.
The official Website of Lou Gehrig. www.lougehrig.com
Hauls of Shame. Could Lou Gehrig Sign A Baseball After ALS Paralyzed His Hands In 1940? Does Heritage’s Gehrig Ball Show The “Pride Of A Yankee” Or The “Skill Of A Forger”? By Peter J. Nash
A Legend's Letters: Lou Gehrig's Writings Reveal His Last Days.'I Do Not Want to Be a Hero,' Yankee Slugger Wrote; Doctor Dodges Bad News
By JONATHAN EIG Staff Reporter of THE WALL STREET JOURNAL
Updated March 29, 2005 11:59 p.m. ET
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