Autor: Félix Castañón
Hacia el 1200 a.c. en plena guerra de Troya, en la Grecia continental, nació el Dios de la Medicina, Asclepios para los Griegos y Esculapio para los romanos.
Voy a contaros en un relato breve la historia de su nacimiento, mitad realidad (su existencia), mitad mitología.
La historia se desarrolla en Tesalia, donde vive la princesa Coronis, hija del rey Flegias, conocido como “el de los hermosos corceles”. Esta, en ausencia de su padre, que había partido a la guerra del Peloponeso, yace con el dios Apolo y lleva en su vientre el fruto de sus amores divinos.
Pero Coronis, que se aburre tremendamente, yace con cualquier extranjero que llega a palacio. Apolo no soporta tal afrenta y envía a su hermana gemela artemisa (para los griegos) o Diana, la cazadora (para los romanos), que la mata con sus flechas.
Cuando Coronis es llevada a la pira funeraria, se presentó Apolo y gritando: “No he de sufrir que mi hijo perezca de tan deplorable muerte y participe de la suerte fatal de su madre” abre el vientre de Coronis extrayendo a su hijo, inventando la cesárea. Así nace Esculapio y la leyenda del Dios de la Medicina.
Esculapio es abandonado en el monte Titeión, donde se cuenta que un pastor que había perdido una cabra y a su perro, después de buscarlos por largo tiempo por todos los montes de su entorno, los encuentra y observa que la cabra amamanta a un niño, mientras el perro los protege. El pastor, por orden de Apolo, entrega a Esculapio al centauro Quirón, quien había educado a muchos dioses y héroes, e instruye a este en el arte de la Medicina, enseñándole el secreto de las plantas y el poder curativo de estas, así como el arte de la cirugía, ya que en aquella época solo existían, en lo que a la cirugía se refiere, los carniceros-cirujanos y los barberos-cirujanos y además de los que practicaban brujerías y procedimientos de la magia vinculada a la religión.
Se dice que Esculapio curó a un pescador llamado Glauco, con las hierbas que una serpiente portaba en su boca, salvándolo de una muerte cierta. Cuenta la leyenda que curaba a los enfermos por medio de la serpiente, a la cual enviaba y esta les lamía en sueños la parte enferma, curándolos de todo mal. Esculapio se hizo tan famoso que acudía a él gente enferma de todo el mundo antiguo para ser curada ya sea por el método de hierbas y dietas mágicas o por operaciones quirúrgicas.
La leyenda creada en torno a él, decía que también resucitaba a los muertos, por lo que Hades, Dios de las tinieblas (Plutón para los romanos), temeroso de que no llegaran almas a su reino, se quejó ante Zeus (Júpiter para los romanos), padre de los dioses y los hombres, quien mata a Esculapio con un rayo. Se dice que una vez muerto, ascendió a los cielos y se convirtió en la constelación de Serpentario.
Después de su muerte fue inmortalizado en la mitología y venerado como el Dios de la Medicina en todo el mundo. En su honor se crearon templos llamados Asclepiones, a los que acudían enfermos de todo el mundo antiguo, con la esperanza de que Esculapio descendiera de los cielos para curarlos.
También perduró en el tiempo, como símbolo de la clase médica, hasta nuestros días, la vara de Esculapio, compuesta de una vara o báculo de ciprés, árbol que se creía sagrado por su longevidad, por ello considerado “el árbol de la vida”; este báculo tiene en su parte superior, un nudo que representa las dificultades de la ciencia y una serpiente, relacionada con la sabiduría, la fertilidad, la prosperidad y la capacidad de sanación.
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